Hoy tenemos el gran placer de charlar con Ignacio Martínez Mendizábal, uno de los paleontólogos españoles que tiene el honor de formar parte del proyecto Atapuerca.
Nacho, como le gusta que le llamen, es doctor en biología, autor de valiosos artículos en reconocidas revistas internacionales como Nature o Sciene, así como de libros de ensayo y divulgación científica junto a su amigo y maestro Juan Luis Arsuaga y en solitario.
Ha recibido el Premio Príncipe de Asturias por sus hallazgos sobre la evolución del hombre en los yacimientos de Atapuerca y actualmente es catedrático del Área de Antropología Física en el Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá de Henares 1 entre otras funciones.
En este encuentro, Ignacio Martínez nos ayuda a descifrar un poco más la historia de la humanidad, la evolución humana y los valores universales que se han ido creando a lo largo del tiempo.
Grandes acontecimientos de la historia de la humanidad
Desde el descubrimiento del fuego, en torno al 500.000 a.C., pasando por la creación de la imprenta y la invención de la luz en los siglos XV y XIX respectivamente, hasta la caída del Muro de Berlín en 1989. Siempre hemos apostado por aquello que nos conectaba para evolucionar.
La democracia como sueño, así como el derecho al voto de la mujer, por ejemplo, han sido aspectos que nos han inspirado en masa para unirnos y crecer como especie. Otro de los grandes acontecimientos de la historia de la humanidad es la llegada a la Luna en 1969.
Lo cierto es que existe un hilo que conecta todos estos grandes hitos de la historia que nos ayudaron a avanzar e innovar gracias al arma secreta de la evolución humana.
Valores compartidos: el arma secreta en la historia de la humanidad
Escuchamos atentamente las palabras de nuestro invitado que nos dice que «las ideas y los valores compartidos son el cemento que cohesiona a los grupos humanos». «Somos la especie que, en términos evolutivos, ha triunfado». Según nos comenta Ignacio Martínez, se debe a dos aspectos: la capacidad tecnológica y la capacidad de trabajar en equipo y compartir conocimiento.
Un encuentro más del ciclo Mejor Conectados de Espacio Fundación Telefónica, en esta ocasión con el paleontólogo Ignacio Martínez Mendizábal y el periodista Álvaro Barbado Márquez.
Ser conscientes de nuestros actos
Ignacio Martínez nos pone un ejemplo muy singular de la naturaleza: las hormigas. Estos insectos son «robots biológicos». Su comportamiento está genéticamente regulado y responden con una reacción específica a cada estímulo, por lo que su forma de colaborar no es consciente.
Sin embargo, los humanos somos seres conscientes y nuestros actos están motivados por razonamientos, esto quiere decir que tomamos decisiones que tienen que ver con nosotros y con nuestro entorno. Hacemos lo que hacemos queriendo hacerlo, y eso nos hace generosos.
Cooperación humana
El potencial de los hombres como especie en la historia de la humanidad es la cooperación, la capacidad de unirnos para alcanzar un fin común así como de esforzarnos e incluso sacrificarnos por las personas que nos rodean.
Ignacio Martínez Mendizábalnos habla en primera persona de la cooperación humana. En su perfil profesional practica el trabajo colectivo: «me he especializado en ser la comadrona de los fósiles, el que los trae a este mundo». Y sin cada uno de los miembros del equipo, esto no sería posible.
Pero, ¿qué es lo que nos hace darlo todo por los demás? Ahora lo vamos a descubrir.
Tolerancia, respeto y justicia
Sabemos que la familia es algo que nos mueve a nivel sanguíneo. Sin embargo, en nuestra sociedad hay algo que nos une sin tener esa concordancia en el ADN: los valores compartidos.
«En este mundo tan individualista se ve que los grupos que comparten valores son los que triunfan», apunta Ignacio.
Tolerancia, respeto y justicia. Estos son los valores universales básicos para construir un proyecto que dure en el tiempo en el que todos los integrantes se sientan valorados y estén de acuerdo con lo que reciben. Así hablamos de la justicia en la historia de la humanidad.
Por otro lado, es importante sentirnos y hacer sentir a todo el equipo como iguales, de eso trata el respeto en las relaciones entre personas.
Y, por último, la tolerancia nos impulsa a expresarnos como somos y a entendernos a pesar de nuestras diferencias. Ellas nos enriquecen la evolución humana.
Atapuerca y la evolución humana
«Atapuerca es una montaña mágica», nos asegura nuestro invitado. Se encuentra a 12 km al este de la ciudad de Burgos y su interior contiene los yacimientos más importantes de Asia y Europa para descubrir y entender la evolución de los seres humanos desde hace un millón y medio de años.
Comenzaron a tener relevancia a nivel científico y social tras el descubrimiento de los restos de la Sima de los Huesos en 1992. Dos años después se produjo el hallazgo de dos restos humanos de una nueva especie desconocida hasta entonces, el Homo Antecessor. Resultado de este hito del siglo XX, la UNESCO declaró los yacimientos de la sierra de Atapuerca Patrimonio de la Humanidad en el año 2000.
Comentando su trabajo en el yacimiento con Ignacio Martínez, nos explica que «interpretamos el pasado en función del presente», y haciendo un comentario divertido nos asegura que «los huesos están rotos y son viejos», a través de ellos no podemos conocer directamente la historia de la humanidad.
Sin embargo, además de los valores, hay un aspecto más que todos los humanos tenemos en común: el llamado «sentimiento poético». Todos los seres humanos nos emocionamos ante determinadas cosas y eso nos conecta sin necesidad de palabras.
Como resumen, «solo hay un primate en la biosfera actual que vuele y somos las personas», porque cuando conectamos, podemos hacer cosas increíbles. «Volamos por nuestro talento, por la fuerza de nuestra voluntad y porque ha sido un sueño compartido», reflexiona Ignacio.
Porque cuando compartimos objetivos no encontramos límite.