A veces, el mundo parece conspirar contra nosotros. Jose Luis García “Jota García”, triatleta paralímpico español, se quedó ciego con 28 años. Gracias al deporte, al apoyo y todas las conexiones con su familia, entrenadores y amigos, ocho años después se preparaba para competir en el paratriatlón de los Juegos Olímpicos de Tokio.
La historia del triatleta ciego es una de pasión, ilusiones, superación y amistad. De apoyarse en los demás para superar las adversidades y encontrar fuerzas cuando todo parece estar en nuestra contra.
La historia de Jota García, triatleta paralímpico ciego
La vida de Jota García, un madrileño de 39 años, cambió hace 11 años cuando, tras conocer que padecía uveítis y perder la visión en el ojo izquierdo, se diplomó en la carrera Óptica y Optometría para conocer más de cerca su caso.
Después de someterse a una dura operación, las esperanzas no estaban perdidas, incluso para los médicos, pero en septiembre de 2012 ocurrió lo que más se temían: se había quedado ciego.
¿Cómo superar las adversidades?
“Apoyarse en los demás para superar las adversidades”. Este es el mensaje que tiene bien calado el triatleta paralímpico español para enfrentarse a los obstáculos. También desde el primer momento en el que la doctora le dio la fatídica noticia, él supo perfectamente cómo reaccionar para superar las adversidades; le dijo que le buscara dentro de unos años en unos juegos paralímpicos.
La dedicación, el esfuerzo, el apoyo de los que le rodean y los valores que el deporte proporcionan, han sido el salvavidas que necesitaba para seguir adelante y convertirse en uno de los deportistas paralímpicos de referencia.
¿Por qué eligió Jota García el triatlón paralímpico?
Un año antes de perder completamente la visión, Jota García descubrió este apasionante deporte. Fue en mayo de 2011 en Buitrago de Lozoya, su pueblo natal, donde se disputaba un triatlón de media distancia. La fortaleza de los participantes y la emoción en cada prueba consiguió encandilar a un jóven que aún no sabía lo que iba a conseguir años después.
Un día, con esa carrera en mente y ya completamente sin visión en los dos ojos, se presentó Mario Vicente, un amigo de toda la vida que se convertiría en su apoyo incondicional, en su casa para que saliera a correr con él. Dado que no tenía nada que perder, aceptó el reto que le proponía su amigo.
Jota y Mario nos cuentan cómo enseguida empezaron los buenos resultados.
Viendo que la mejoría iba a mayores, decidieron ir a por todas. Así que, tras ver sus posibilidades, Jota se puso en manos de Nacho Jimenez para que le entrenara y así pudiese competir de forma profesional como lo hace Javier Gómez Noya, también, triatleta español.
La importancia de las conexiones humanas ante la adversidad
Como bien nos comentaba Juan Carlos Unzué, el apoyo de la familia es fundamental cuando se trata de superar las adversidades. Un apoyo incondicional que nos guía para vencer aquellos retos que la vida nos pone en el camino
En el caso del Jota Garcia, además de contar con ese apoyo familiar, también contaba con el de su “familia” deportiva. Desde un amigo de siempre, Mario, quien le convenció para salir de casa e iniciarse en la carrera hasta su entrenador, Nacho Jimenez, y sus guías, Pedro Andújar y Luis Molina. Y es que, para Jota, todos ellos son las patas de la mesa en la que se apoya cada día.
Jota García en los Juegos de Tokio 2020
El triatleta español, a sus 38 años de edad y tras 10 años invidente, consiguió el 28 de agosto de 2021 el séptimo puesto en Tokio. “No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta”, explica. Esta es la convicción que tiene para hacer de sus debilidades sus fortalezas. También supuso el cumplimiento de una promesa que le hizo a su doctora hace años y el claro ejemplo de cómo superar las adversidades.