Vivir experiencias en primera persona con las que crear recuerdos de por vida es casi un privilegio para muchos. En ocasiones, las limitaciones personales son la barrera que más nos frena para cumplir nuestros sueños. Sin embargo, hoy tenemos el enorme placer de conocer, desde dentro, a una de las asociaciones de discapacitados que rompe con esa barrera.
Nos encontramos con Javier Pitillas, alma de DisCamino, una organización que nació en agosto de 2009 para ayudar a personas que tienen algún tipo de discapacidad física, mental o sensorial a hacer realidad su sueño. Su principal actividad se centra en ofrecer la posibilidad de hacer el Camino de Santiago de una forma más accesible, sobre ruedas en un triciclo-tándem con la ayuda de un copiloto. Es lo que llaman el DisCamino de Santiago.
No obstante, su trabajo no queda ahí, sino que se atreven con todo tipo de aventuras como alcanzar cumbres por toda España, realizar rutas de montaña y mucho más con las que sueñe la persona y no haya podido cumplir por su situación personal.
DisCamino es como una familia de 40 pilotos que ha ido creciendo día a día durante estos 14 años de rodaje, y aún lo sigue haciendo. Gracias a su esfuerzo y sus ganas de compartir la ilusión con otros, han realizado 89 caminos cumpliendo los sueños de más de 400 personas con discapacidad.
Todo ello dirigido por Javier Pitillas, ex sargento de la Policía Local de Vigo desde enero de 2023 y ampliamente conocido por su apoyo a la solidaridad. En nuestra entrevista nos habla de la sensación de felicidad al llevar a cabo esta labor, así como la importancia de lo que cada compañero lleva dentro cuando va en el triciclo: ilusión, esfuerzo, compañerismo, superación y mucho más.
Gerardo, pionero y referente en DisCamino
DisCamino tiene un origen muy especial, ya que su punto de partida coincidió con la llegada de un chico sordo-ciego a la plaza de Obradoiro, el culmen del Camino de Santiago. Este es Gerardo, pionero del DisCamino de Santiago y los peregrinos aventureros.
La historia comienza cuando este chico de Vigo contacta con Javier Pitillas para poner en marcha un reto al que estaba deseando enfrentarse: hacer el Camino de Santiago. Para ello, Javier nos cuenta las dificultades que encontraron para ubicar una bicicleta que cumpliera con todas las necesidades y medidas de seguridad que requerían. Finalmente, encontraron el modelo ideal en Internet: un triciclo con posibilidad de usar en tándem y conducir desde atrás, ya que Gerardo tenía discapacidad visual.
Cuando llegaron a Santiago, Gerardo le dijo a Javier la frase que marcó el inicio de DisCamino: «Busca más gente con problemas como yo para hacer el camino muchos años», para que otra gente pudiera disfrutar lo que él había disfrutado.
Con DisCamino, el dúo deporte y discapacitados se convierte en «ejercicio para el cuerpo y alimento para el alma», como asegura Javier Pitillas.
DisCamino: mucho más que actividades para personas con discapacidad
La asociación de discapacitados representa más que deporte; es compañerismo, retos compartidos y un proyecto de sensibilidad e inclusión social hacia la discapacidad.
Pablo Paz, piloto de DisCamino, nos asegura que «ser piloto para mí, a día de hoy, es una vida nueva. Cada vez que vengo aquí y tengo que salir con un compañero, es una bendición». Esto nos muestra el valor de hacer equipo, conectar y superar adversidades juntos.
Conectando discapacidad y deporte para cumplir sueños
Hacer el Camino de Santiago se convierte en un proyecto común, más allá de la situación o condiciones en las que se encuentre cada persona discapacitada, y eso solo consigue una cosa: unión.
Al conectar discapacidad y deporte, DisCamino ha abierto un mundo de posibilidades físicas y emocionales que, antes, estas personas no habían podido vivir en primera persona.
Antonio Muriel, otro de los protagonistas de este encuentro, nos cuenta lo que sintió al ver pasar los triciclos de DisCamino ya que tiene un hijo con parálisis cerebral y se visualizó viviendo esa gran experiencia con él. «Vi pasar los triciclos de DisCamino y dije, “tengo que ponerme en contacto con ellos como sea”».
Después de este primer encuentro con el equipo de DisCamino, Pablo se puso manos a la obra para probarlo en primera persona: «la sensación de llevar a Adrián, a mi hijo, fue tan grande que dije “quiero seguir con esto”».
Esto demuestra la importancia del deporte para discapacitados y la conexión que se crea entre compañeros de aventura. De esta forma se sobrepasan los beneficios físicos habituales y se crean unos vínculos afectivos que dan fuerza y estimulan el ánimo de estas personas.
Normalizando todo tipo de discapacidades
Desde DisCamino apuestan por la naturalidad frente a la discapacidad, por eso, van a colegios a dar charlas para mostrar a los niños y jóvenes esa realidad y ayudarles a normalizar esa situación. Esta sensibilidad les anima a mostrarse generosos y ofrecer ayuda cuando es necesario porque «la vida no es fácil para todos pero a pesar de la dificultad, puedes ser feliz», apunta Javier Pitillas.
El verdadero reto es llegar a la meta disfrutando, esa es la filosofía de la asociación, que se propone la normalización de la discapacidad en todos sus aspectos.
La labor de apoyo y ayuda a las personas con discapacidad, a pesar de las dificultades, muestra cómo algo tan sencillo puede llegar a suponer la felicidad de una persona.
«Nunca pensé que iba a volver a sentir la velocidad en mi cara y esa satisfacción de ser consciente que lo que has conseguido es el resultado de un gran trabajo realizado a lo largo de todo un año», se sincera David Gil, peregrino aventurero de DisCamino.
«Con palabras no se puede decir, tienes que vivirlo», asegura Rosa Araya, otra de las peregrinas con discapacidad porque DisCamino es una forma de disfrutar y ver disfrutar, de participar de la felicidad de otra persona.
Esta ONG sigue haciendo realidad el sueño de Gerardo día a día y, hoy día, el sueño de un montón de gente más, porque cuando conectamos podemos hacer cosas increíbles.