Nuestra invitada de hoy es un referente por su larga trayectoria, investigación y conocimiento del cerebro humano. Desde Mejor Conectados, tenemos el placer de charlar con Nazareth Castellanos, experta en neurociencia y divulgadora.
Nazareth Castellanos ha enfocado su carrera en la relación entre el cerebro y el resto del cuerpo, es decir, en cómo interactúan, se apoyan y se influencian mutuamente. A través de su investigación, nuestra protagonista explora cómo el organismo humano, influye en nuestras interacciones sociales, nuestra comunicación y la forma en que conectamos con los demás.
Sigue leyendo y descubre las bases biológicas de nuestro comportamiento y aprende cómo encontrar la mejor versión de ti mismo a través de la intención con una invitada de lujo.
¿Qué es la neurociencia?
La neurociencia es el campo que estudia las bases biológicas de nuestro comportamiento, especialmente en el contexto de la neurociencia cognitiva y la neurociencia social.
Conocer cómo funciona el cerebro y su relación con otros órganos permite no solo una mayor comprensión de uno mismo, sino que nos ayuda a mantener una comunicación más efectiva al mejorar la capacidad para entender a los demás.
Nazareth Castellanos utiliza este enfoque para sacar a la luz aspectos clave de la neurociencia del cuerpo y cómo la comunicación no verbal y la postura corporal pueden influir en nuestras relaciones. La neurociencia ha revelado que la comunicación y la interacción social están profundamente conectadas con nuestra biología, y no dependen únicamente del lenguaje hablado. Además, estas investigaciones ofrecen una nueva perspectiva sobre el autoconocimiento y la percepción de los otros, como nos comenta Nazareth.
Neurociencia cognitiva
La neurociencia social, por su lado, examina los mecanismos biológicos que entran en juego cuando nos comunicamos con alguien. Más allá del lenguaje verbal y corporal, existe una comunicación que muchas veces es invisible y se relaciona con nuestras emociones, nuestra memoria y nuestras conexiones sociales.
Nuestro cerebro, por naturaleza, es social y posee información transgeneracional que puede influir en nuestras interacciones y percepciones. Hablamos, por ejemplo, de miedos heredados que debemos aprender a superar. Además, el aprendizaje en nuestro cerebro depende en gran medida de las referencias y de los vínculos que establecemos, especialmente desde la infancia. Este proceso es evidente cuando los padres o figuras de autoridad sirven como modelos para el comportamiento.
Según Nazareth Castellanos, este vínculo de aprendizaje a lo largo de la vida resalta el rol de la neurociencia social en la comprensión de cómo nos comunicamos y conectamos con los demás.
Neurociencia social
Nuestro cerebro, por naturaleza, es social y posee información transgeneracional que puede influir en nuestras interacciones y percepciones. Hablamos, por ejemplo, de miedos heredados que debemos aprender a superar. Además, el aprendizaje en nuestro cerebro depende en gran medida de las referencias y de los vínculos que establecemos, especialmente desde la infancia. Este proceso es evidente cuando los padres o figuras de autoridad sirven como modelos para el comportamiento.
Según Nazareth Castellanos, este vínculo de aprendizaje a lo largo de la vida resalta el rol de la neurociencia social en la comprensión de cómo nos comunicamos y conectamos con los demás.
Neurociencia y comunicación no verbal
Cuando nos comunicamos, no solo lo hacemos con la palabra, existe un lenguaje mucho más valioso y eficaz que debemos ser capaces de percibir de los demás y gestionar de nosotros mismos.
La comunicación no verbal, incluyendo la postura corporal y los gestos faciales, son una gran parte de nuestras interacciones y está profundamente influenciada por nuestra biología.
Posición corporal
La postura corporal tiene un impacto muy notable en la comunicación que establecemos, incluso más que las palabras, en algunas ocasiones. Muchas veces, nuestros gestos y posturas pasan desapercibidos a nivel consciente, pero influyen en cómo los demás nos perciben y en el tono de la interacción gracias al cerebro. Por ejemplo, una postura abierta y relajada puede transmitir confianza, mientras que una postura cerrada puede sugerir nerviosismo o rechazo.
En palabras de Nazareth Castellanos, aprender a leer nuestro propio cuerpo y a entender nuestras propias emociones es fundamental para poder interpretar las emociones y posturas de los demás. Un estudio de la Universidad de Cambridge, conocido como Pacificar el gesto, sugiere que tomar conciencia de nuestras expresiones faciales y gestos a lo largo del día puede ayudarnos a mantener un estado emocional equilibrado, facilitando una mejor conexión con quienes nos rodean.
Ser consciente de la postura corporal y de las emociones reflejadas en el cuerpo permite a una persona distinguir entre diferentes emociones, gestionarlas y, en última instancia, comunicar mejor sus intenciones y sentimientos. Este autoconocimiento no solo mejora la comunicación, sino que también favorece una mayor empatía y comprensión en las relaciones.
Otros componentes de la comunicación no verbal
Más allá de lo comentado, abordamos otros componentes comentados por Nazareth Castellanos que son muy relevantes en la comunicación no verbal: la reciprocidad fisiológica, el contacto visual y los gestos faciales.
- Reciprocidad fisiológica:
La reciprocidad fisiológica se refiere a la conexión entre el corazón, la respiración y la interacción hormonal entre personas. Esto ha sido estudiado especialmente en el vínculo madre-hijo, donde se observa cómo el cortisol, la hormona del estrés, puede afectar a ambos durante momentos de interacción emocional intensa.
La sincronización de fase entre cerebros es otro fenómeno que ha sido estudiado en contextos como el de la enseñanza. Cuando un profesor y un estudiante están en sincronía, se produce una especie de contagio cerebral, lo que facilita el aprendizaje y la empatía. Este contagio no es literal, sino que se trata de una alineación en los patrones de ondas cerebrales, es decir, nuestros cerebros son capaces de adaptarse a los estados emocionales y de atención de las personas con quienes interactuamos.
- Contacto visual
El contacto visual es un poderoso elemento de la comunicación no verbal que genera una conexión instantánea entre personas, como nos asegura nuestra invitada Nazareth Castellanos. Además, investigaciones sobre los campos eléctricos del corazón han mostrado que puede existir una sincronización en los latidos cardíacos entre personas que mantienen un contacto visual prolongado. Esta conexión, aunque sutil, nos permite intuir las emociones de los demás y generar una empatía más profunda.
- Gestos faciales
Por último, los gestos faciales, al igual que la postura corporal es otro elemento esencial para comunicar emociones. Saber interpretarlo te permitirá poder leer a las personas mucho mejor, conociendo mejor sus sentimientos. Al ser conscientes de nuestras expresiones faciales y gestos, podemos transmitir una imagen más coherente de nuestros sentimientos y adaptarnos mejor a las emociones de los demás.
Finalmente, la respiración es otro componente clave en la comunicación no verbal. Cuando respiramos lentamente, nuestro cerebro tiene una mayor capacidad para conectarse y comprender al otro. La respiración consciente y pausada permite que nuestras interacciones sean más relajadas y abiertas, creando una atmósfera de comprensión y empatía.
Porque cuando conectamos a través de nuestras palabras y nuestros gestos, también lo hacemos de forma psicológica y biológica, consiguiendo cosas increíbles.