Las traineras no son solo embarcaciones tradicionales del norte peninsular. Son, sobre todo, una manifestación viva del esfuerzo colectivo, el sacrificio personal y el compañerismo inquebrantable. En el corazón del Cantábrico, cada brazada de remo es un grito de identidad, cada ola enfrentada es un testimonio de fuerza. El mundo de las traineras es exigente, emocional y profundamente humano. Y en él, el papel del patrón de trainera —o patrona de trainera, cada vez más visible y reconocido— es esencial.
¿Qué son las traineras?
Las traineras son embarcaciones a remo de origen pesquero, tradicionalmente utilizadas por marineros del Cantábrico para recoger pescado, especialmente anchoa. Hoy, sin embargo, se han convertido en auténticos iconos del deporte en comunidades como el País Vasco, Cantabria y Galicia.
Cada verano, los puertos del norte acogen las regatas de traineras, competiciones que enfrentan a clubes en duras batallas contra el mar. Estas regatas, masculinas y femeninas, no solo atraen a miles de aficionados, sino que son el epicentro de tradiciones que se remontan siglos atrás.
Clubes como Arruan Lagunak, Donostia Festak o Hibaika llevan la pasión por las traineras en su ADN, entrenando durante todo el año para llegar en plena forma a la temporada de regatas.
Posiciones de las remeras en una trainera
Dentro de una trainera, cada remera desempeña una función específica. La disposición de las deportistas no es casual: se organiza en base a la fuerza, la técnica y la experiencia.
Patrona de la trainera
El patrón de la trainera —o en este caso, la patrona de la trainera— es mucho más que quien dirige el rumbo del bote. Iker Cortés, entrenador de Hondarribi, afirma que una patrona es el filtro entre el entrenador y la tripulación, la líder emocional y estratégica del equipo. Como explica Izaro Lestayo, patrona de la trainera Tolosa, “una patrona tiene que ser psicológicamente muy fuerte y confiar en sí misma”. Si la patrona de la trainera duda al ver una ola, transmite esa inseguridad a toda la embarcación, donde el resto de las remeras reman de espaldas, completamente entregadas a su guía.
La patrona de la trainera no solo decide la trazada, también motiva, organiza, anticipa peligros y, a menudo, representa el alma del equipo. “Si a mí se me va la pinza y digo que nos vamos contra la roca, nos vamos”, afirma Nerea Pérez, patrona donostiarra, en un testimonio que revela la carga de responsabilidad del puesto
Proa
Las remeras de proa ocupan la parte delantera de la trainera, siendo las primeras en enfrentar las olas. En muchas ocasiones, deben “tumbarse” más que las demás, amortiguando los llamados “pantocazos”, o golpes de la embarcación contra el agua. Su función es clave para estabilizar la trainera, especialmente cuando se entra en la ola.
Popa
En la popa se encuentran las remeras que marcan el ritmo. Estas deportistas imprimen la cadencia que el resto del bote debe seguir, lo que requiere técnica, resistencia y una sincronización perfecta. Son el metrónomo del equipo, manteniendo una frecuencia constante incluso en las condiciones más adversas.
Centro
Las cuatro remeras del centro son las más fuertes del bote. Su tarea es generar la mayor parte del empuje de la trainera, siendo el núcleo que da velocidad al conjunto. Sin ellas, no hay avance sostenido, por más que las otras zonas hagan bien su trabajo.
Espaldín
La remera que ocupa el espaldín es especial: maneja un remo más pequeño y trabaja en coordinación estrecha con la patrona de la trainera para ejecutar los giros. Su dominio técnico es vital, ya que muchas veces su acción es la que permite al patrón de la trainera ejecutar maniobras precisas y rápidas en plena regata.
La importancia del factor psicológico en las traineras
“El 80% es psicológico”, afirma Juan Mari Etxabe, entrenador de Arraun Lagunak. Y es cierto: en el mundo de las traineras, la mente es tan importante como el músculo. La presión, la necesidad de coordinación absoluta, el contacto directo con la naturaleza en su estado más crudo… todo esto exige una fortaleza mental fuera de lo común.
Un patrón de trainera debe ser capaz de motivar a su equipo cuando van por detrás, calmar los nervios en una salida tensa o mantener la concentración en condiciones meteorológicas extremas., mostrando una tolerancia a la frustración excepcional. La confianza que las remeras depositan en el patrón de trainera es absoluta, por eso cada palabra, cada decisión, cada silencio importa.
Como recuerda Izaro Lestayo tras una regata en Coruña con mala mar: “Me di cuenta de la confianza que tienen en mí, una que ni yo tenía en mí misma”. Esta conexión emocional y mental es lo que convierte a las traineras en mucho más que un deporte.
Bandera de la Concha: la historia de la primera regata de traineras femenina
La Bandera de la Concha, celebrada en San Sebastián, es considerada la regata de traineras más prestigiosa. Durante décadas fue exclusiva de hombres, pero en los últimos años, el avance imparable de las mujeres ha reescrito esta historia.
La embarcación dirigida por Laura Hermo fue la primera en alzar la Bandera de la Concha femenina, un hito que cambió la percepción del remo y abrió la puerta a nuevas generaciones. “Al principio hasta me parecía mal que participáramos…”, confesaba Nera Orena, remera de Hibaika, reconociendo lo internalizado que estaba ese rol masculino. Hoy, la presencia femenina en las traineras es incuestionable.
La inclusión ha sido gradual pero firme, demostrando que el talento, la pasión y el esfuerzo no entienden de género. Muchas mujeres aspiran ahora a convertirse en la primera patrona de trainera en un equipo masculino de ACT, y aunque aún falte camino, la base ya está asentada.
Las traineras son más que una tradición marinera. Son una escuela de vida, donde se aprende a remar juntas, a respetar el mar y a confiar ciegamente en el liderazgo de una figura clave: el patrón de trainera. Nombres como Juan Mari Etxabe, Martin Berasategui e Izaro Lestayo demuestran que esta pasión se transmite, se vive y se reinventa generación tras generación.
En cada club —desde Arruan Lagunak hasta Hibaika, pasando por las competiciones de Donostia Festak— late el mismo corazón: el de las traineras, el de quienes no se rinden, el de quienes encuentran en el remo una forma de ser y de vivir.